
La lista de las llamadas perversiones sexuales es una construcción cultural moderna que despunta en el siglo XVII, se radicaliza en el XIX, para, con el nombre de desviaciones, habitar posteriormente en el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales, de la asociación Psiquiátrica Americana, conocido con el nombre de DSM-IV.
Desde el imperativo legal y desde la medicalización de la sexualidad se etiquetan todo tipo de conductas sexuales, así la sexualidad queda encerrada en códigos y gabinetes clínicos. Todo lo que no es sexualidad “normal” queda marcado y estigmatizado.
Sin embargo, este absolutismo sexual queda hecho pedazos por los estudios antropológicos tranculturales. Por ellos sabemos de prácticas sexuales socialmente admitidas y consideradas que la sociedad occidental clasificaría como desviadas y aberrantes.
Desde el imperativo legal y desde la medicalización de la sexualidad se etiquetan todo tipo de conductas sexuales, así la sexualidad queda encerrada en códigos y gabinetes clínicos. Todo lo que no es sexualidad “normal” queda marcado y estigmatizado.
Sin embargo, este absolutismo sexual queda hecho pedazos por los estudios antropológicos tranculturales. Por ellos sabemos de prácticas sexuales socialmente admitidas y consideradas que la sociedad occidental clasificaría como desviadas y aberrantes.
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